Nada ni nadie nos empuja al desastre somos nosotros mismos los que caminamos al abismo. Cuando despreciamos la senda estrecha que nos puede llevar a la paz, la dicha y la fortuna, por escoger la senda engañosa que conduce al fracaso y la destrucción de nuestros ideales, aparta el negativismo mira el optimismo y fé en Dios que te dio la vida lo que tienes que hacer es confiar un poco más en ti mismo.
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